De niño lloraba de ira cuando perdía un partido de fútbol de la liga menor. Siempre corría detrás del balón, un estudiante perfecto que no se calmaría con aprobar las clases... El Real Madrid lo observa, lo busca y comienza a guiar lo que, sin dudas, se podría decir que es el jugador local perfecto. Carvajal se define con una palabra: competitividad.